sábado, 24 de marzo de 2012

EL INEVITABLE ENCUENTRO

La larga espera de nueve meses de embarazo lejos de marcar el final de una etapa es más bien el inicio de un hermoso ciclo de vida. El hecho de dar a luz es especial por sí solo, traemos al mundo una pequeña criatura que depende de la madre y que es literalmente una parte de nosotras desde el momento en que se concibió.
Pero la historia color rosa tambien tiene sus matices. Ya mucho se ha hablado de las noches que se hacen eternas cuando los pequeños aún no definen su horario de dormir; del sacrificio de la lactancia entre dolor de espalda y desvelos; de la fragilidad de una vida que requiere cuidados especiales y toda la delicadeza del mundo; pero dejando a un lado todas esas situaciones la realidad nos lleva a encontrarnos con la parte estética y los cambios físicos que sufrimos las mujeres al finalizar el embarazo.
Sin importar qué tan bendecida sea usted con el metabolismo más complaciente y diligente que pueda existir o aunque su figura le despierte envidia a la misma Barbie en persona, el embarazo graba su estampa como para recordarnos la hazaña divina de regalar la vida. Las que han parido saben de qué hablo y las que no, conocen de alguien o han sido testigos de dichos cambios.
El embarazo trae consigo una ilusión tras otra. Son nueve meses soñando con un bebé saludable y hermoso; fantaseando con la habitación perfecta y comprando ropa y zapatos que probablemente no alcance el tiempo para ponérselos. El mundo rosado empieza a adquirir colores reales cuando tras el parto te miras en un espejo y te das cuenta que sigues luciendo embarazada sin estarlo y que aquello de salir del hospital luciendo la figura de antes sólo se ve en las peliculas.
El inevitable encuentro con esa dura realidad cae como un balde de agua fría que si no se maneja hasta con cierta actitud jocosa es capaz de provocarle una depresión a la más alegre de todas.
Hay que estar preparadas para que le pregunten en la calle cuantos meses tiene, justamente con el bebé recién nacido en brazos; es común que en la fila del banco o el supermercado, la cajera le ceda el turno por su condición de embarazada; y si tiene hijos o sobrinos, cuente con sus ocurrencias que pondrán a prueba su sentido del humor cuando le aseguren y le discutan que usted tiene un bebé en su barriga.
Tras nueve meses en los que las libritas lucen hermosas, en los que la enorme panza se roba el show, tras el parto y con la alegría de una nueva vida llega tambien la lucha por combatir esas libras que de repente ya dejaron de ser graciosas y que ahora no lucen coquetas en lo absoluto.
El reto de recuperar la figura no es cosa facil. Requiere voluntad para después de nueve meses de desenfreno complaciendo el apetito voraz y los antojos de embarazada, aplicar un régimen alimenticio estricto para deshacernos de ese odioso sobrepeso. Por suerte, se tiene en brazos la ternura de un bebé recién nacido que como el olor a pan recién salido del horno antes de sentarnos a comer, resulta ser la mejor motivación para emprender lo que sea.

1 comentario:

  1. Pero qué chulería de bebé! :D En la última parece que te va a dar una trompá jajaja

    Realmente es fuerte el proceso que les toca a ustedes con el post-parto, pero no creo que deba ser un trauma. OBVIO que como mujer te querrás sentir bonita, pero pienso que todo tiene su tiempo.

    Nada, felicidades por tu beba y p'alante con todo, que ambos te necesitan baisa.

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