Altagracia
se despierta cada día a las 5:30 de la mañana a preparar desayuno a sus 3
hijos, a dejar la comida del mediodia lista para cuando los muchachos regresen
encuentren algo de comer en casa, mientras enciende la bomba y se asegura que
el agua suba al tinaco, entre un viaje y otro va despertando a cada uno con una
extraña mezcla de dulzura y firmeza que la experiencia le ha concedido. Despide
a los chicos que salen a la escuela, la universidad y al trabajo y allí empieza
la faena de Altagracia, la madre soltera, para prepararse a salir a cumplir una
jornada de 8 horas de trabajo. No sin antes dejar el mundo resuelto en la casa.
Como
Altagracia son muchas las mujeres que han dedicado su vida, sus dias y su
aliento a la complicada tarea de criar sus hijos sin la ayuda de un hombre o en
muchos de los casos con la difusa figura de un padre ausente por elección. Si
criar hijos es ya una labor dificil, requiere el doble de valentía emprender
aquella misión sola, enfrentando los estigmas de una sociedad que condena a las
madres solteras al fracaso y que condiciona el éxito de la crianza a sostener
un matrimonio a toda costa en nombre de los hijos, sin saber que a quienes
condenan es a los pequeños destinados a crecer en un hogar sin amor.
Ya
sea a raíz de un divorcio, por la muerte del padre, por abandono o por simple
elección de criar sus hijos sola, hoy en día es común saber de mujeres que por
cual sea la circunstancia que les haya tocado, se han visto en la necesidad de
madurar y hacer cara al único oficio que no trae instrucciones consigo, la
maternidad.
Celebramos
el Día de los Padres en nuestro país y si bien es cierto que la festividad
queda injustamente rezagada ante la majestuosidad del Día de las Madres,
especialmente para aquellos que como yo hemos tenido la dicha de tener un padre
sinónimo de ejemplo impecable y dulzura, no pretendo robarle las luces a los
hombres que han dicho sí a la paternidad responsable y que bajo cualquier
circunstancia han hecho el esfuerzo por dar lo mejor de sí a sus hijos, pero
hoy en lugar de dedicar mis lineas a ellos, les pido permiso para honrar a
todas las madres que lo han hecho sola.
Sin
ánimo de usurpar la importancia del rol de padre, la necesaria presencia del
hombre en la vida de los hijos y clara de que las madres no somos padres,
también se vale premiar la dedicación, el desprendimiento, la nobleza, la
entrega desmedida, la valentía, el esfuerzo, la constancia, las lagrimas y las
risas de las mujeres que la vida las ha obligado a guardar perfectamente la
delicadeza de una rosa y la firmeza del espíritu en nombre de criar hombres y
mujeres de bien.
Disponga
el tiempo y el presupuesto para regalarse a usted misma lo que hace tanto
tiempo viene postergando para darle prioridad a sus hijos. Celebre junto a
ellos la oportunidad que le ha dado la vida de descubrir una entereza que usted
misma desconocía. Feliz Día de los Padres para ustedes Madres!
Se vale y mucho. Mi hermana es una de esas heroínas. Bonito homenaje y merecido.
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