No
vengo a hacer un análisis profundo del amor, ni busco una definición exacta al
sentimiento, no me atrevo. Los tiempos modernos me han convertido en una fiel
abanderada del “No al force” y del “dejar fluir”, por eso no me molesto en
ponerle nombres al amor y cuando amo, simplemente me dedico a hacerlo
intensamente.
De
amores se habla desde siempre. De la fuerza del amor se sabe desde el inicio de
la vida; de sus implicaciones, Adán y Eva podrían dar buen testimonio y de
amores imposibles, nos cuentan Romeo y Julieta. Sin importar el tiempo, el amor
siempre ha sido fuente de inspiración. No se escribe una canción sin mencionar su
nombre; la historia universal, entre fechas, causas y consecuencias, está
repleta de episodios románticos en medio de guerras y tiempos de crisis; y una
pelicula sin besos está destinada al fracaso.
Igual
que todo, el amor también se mueve a ritmo de los tiempos y se ha visto
obligado a ceder un poco de aquella esencia que aún conservaba en mi
adolescencia y que hoy ya se han convertido en historia del pasado.
Crecí
en tiempos de cartas de amor, disfruté aquella etapa en que un “dame amores” se
respondía con un “tengo que pensarlo” y el primer beso que robaba el aliento y
nos quitaba el sueño repasando mentalmente aquella torpe escena. Tiempos de las
interminables conversaciones por teléfono hasta que nos venciera el sueño y la
tonta disputa por colgar al mismo tiempo.
Hoy
BBM y Whatsapp han desplazado las llamadas. Las cartas, si es que existen
todavía, perdieron la mistica del puño y letra para ser reemplazadas por el
correo electrónico. El dulce seguimiento se limita a un PING!!!, los besos
robados se convirtieron en puros signos y el escuchar el primer Te Quiero, ya
se resume a TQM.
Cierto
es que si hay un tiempo en el que el amor no tiene fronteras es en éste, cuando
la tecnología nos acerca tanto y logra hacer la cruel distancia un poquito más
llevadera. Ya sea que el amor esté en Punta Cana o en Beirut, invariablemente el
cariño está siempre a la distancia de un click. La magia de los besos, de los
buenos dias puntuales y la despedida al final del dia a través de la mensajería
instantánea, ha logrado que el amor no se apague entre puerto y oficina postal
y ha dejado en el pasado la angustiosa espera del cartero, amarga y eterna para
los enamorados.
Lo
bueno es que no muera nunca el amor y sus formas, que el eterno seguimiento que
nos hace sentir importantes y queridos y el estar pendiente al ser amado no se
dejen ganar la batalla por la fría y aburrida resignación. Que viva la
tecnología y la luz roja que parpadea cada vez que el amor escribe.
TQM
;) fs <3 :* PING!!!
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