Si usted me
está leyendo quiere decir que seguimos vivos y que hoy ya es Nochebuena. A
pesar de que el Calendario Maya acabó este 21 de diciembre, no se supo de
ninguna lluvia de meteoritos o de algún desastre natural que pusiera fin a la
terca humanidad de estos lados que no parece dejarse vencer ni por la moringa y
mucho menos por el salami.
Luego de una
intensa semana entre el fanatismo de los convencidos, la incertidumbre de
muchos, el escepticismo de la mayoría, la curiosidad de otros, el inagotable
humor que nos caracteriza para enfrentar cualquier situación y hasta la
indiferencia y la ignorancia de los que echan el día felices sin periódicos ni
noticias, ya para el viernes al mediodía la decepción parecía apoderarse de la
gente y para entrada la noche los mayas ya eran un chiste. Como quien guarda
secretamente altas expectativas y paga por el show y al final no ve ni fuegos
artificiales.
Circulaban
versiones de una sobrecogedora oscuridad que arroparía el planeta por días;
también se hablaba de un tsunami que arrasaría con todo a su paso o una lluvia
de meteoritos que acabaría hasta con las cucarachas; los más osados se
prestaron para divulgar una supuesta información de la NASA que rendía cuentas
de una alegada alineación de los planetas que ubicaría al que habitamos entre
Marte y Júpiter y que dejaría a La Tierra por 68 horas sin luz del sol y por
supuesto sin internet, teléfono, servicios y luz eléctrica, si eso no era el
fin de mundo para muchos entonces estaba muy cerca de serlo y por si fallaba,
la explicación técnica se encargaba de asustarlos o por lo menos ponerlos a
pensar.
Mientras los
mayas hablan en sus profecías del nacimiento de una nueva era para la
humanidad, el calendario Maya se agotó pero el nuestro sigue vigente y el
mundo, se quiera o no, sigue su curso sin fallar hasta el momento.
Lo cierto es
que el sábado 22 nos despertamos frente al mismo panorama. La impunidad, el
narcotráfico, la corrupción, la delincuencia, el “darle pa abajo”, la
violencia, el barrilito, la gasolina cara, el dinero que no alcanza, el drama
de los hospitales dominicanos y el pobre que no tiene dolientes siguen siendo
la triste y dura realidad.
Por suerte
hoy ya es Nochebuena y los días venideros hasta la visita de los Reyes Magos
nos brindan una preciosa oportunidad de disfrutar la calidez de la familia, los
buenos amigos, las luces del arbolito, los regalos, la ilusión y la inocencia
de los hijos, las vacaciones, la brisa fresca, el baile, la comida, los tragos,
la música, las fiestas y por supuesto el amor en todas sus dimensiones.
Que los mayas
sólo traigan la tolerancia y la flexibilidad de la que hablan en sus profecías,
que ojalá como dicen ellos, se agote la era de materialismo y odio que nos
arropa en estos tiempos y que estemos para vivirlo. Mientras, que no se pierda
el ánimo de batallar por un mundo más justo y que el amor y la bondad sean siempre
el motor de todas nuestras acciones. Feliz Navidad!
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