sábado, 26 de noviembre de 2011

LA OMNIPRESENCIA DEL CAFE

Dulce, negro y adictivo. No describo a un negro caribeño, ni a un dominicano encantador con sabor a mar y a merengue, hablo del café. Muy pocos se resisten a su sabor y casi todos se rinden ante el olorcito que lo anuncia recién colado.

Presente en todas ocasiones, se toma en cualquier lugar y todo lo puede. La atractiva infusión y sus encantos encierran un misticismo digno de estudio. Sinónimo de acogida, de unión, de solidaridad, de sobriedad y compartir, el café lo aguanta todo. Llegar a una casa y que se lo brinden habla de que usted es bien recibido; una larga charla entre amigos a media tarde para ponerse al día, no es lo mismo si no hay un cafecito para compartir; medicina perfecta para la impaciencia en una oficina o un consultorio; cobrar una deuda o por el contrario, pedir prestado, pega con una taza de café; un velorio no es un velorio sin él; y finalizar una comida en familia requiere necesariamente de un buen cafecito colado con amor.

Expresso, de máquina, en greca o colador, como sea que se prepare guarda una magia que lo convierte en una bebida dificil de rechazar hasta para aquellos que solamente lo toman de vez en cuando y que sus atributos son reconocidos hasta por quienes no lo toman. Por algún extraño motivo rechazar una taza de café se siente como algo personal, casi como un desplante.

Al igual que muchas personas, el inicio de mis días lo marca el café. No logro despertar hasta que sube el café, la cocina se inunda con su fuerte aroma, suenan las tazas chocando entre ellas y con cierta complicidad comienzo a armar mis planes saboreando una buena taza de café caliente. Un sorbito es suficiente para poner el día en marcha, para que la conversación mañanera fluya y poder leer y comentar lo que traen los periódicos del día.

Y como para apoyar la teoría, sólo basta encender la televisión y ver que no en vano, en los matinales de aquí, de allá y el mundo entero se toma y se brinda el delicioso líquido que muchas veces permite que las más agrias conversaciones y los más odiosos temas se digieran con más facilidad.
Sin importar si se toma con crema, con leche, con azúcar o amargo, con nuez moscada o canela, en bebidas frías, en suculentas versiones de postre, en licores, negro, claro, descafeinado, como usted desee o le convenga, el encanto del café está en que se disfruta como sea. Si está solo, le acompaña en sus pensamientos y si tiene compañía para compartirlo, mucho mejor entonces.

A mi personalmente me encanta disfrutarlo acompañada y debo confesar que tiene mejor sabor cuando lo cuela un ser querido para mí. Mis mañanas y mis tardes saben a café. Que las suyas, siempre y cuando la salud y la prudencia se lo permitan, tengan sabor y aroma a café.

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL PASEO DE LAS FLORES

Buscar diversión un domingo en la ciudad a veces no es tan sencillo, sobre todo cuando los planes incluyen a la familia. Hay que hacer un esfuerzo para no aburrirse repitiendo actividades, que sean interesantes y que se ajusten al presupuesto económico del ciudadano común.
En ese afán, pasé por el Jardín Botánico Nacional, a propósito del octavo “Festival de Plantas y Flores” con la intención de comprar flores y plantas a precio de feria y deleitarme con el espectáculo de orquideas que cada año se lleva a cabo dentro del Jardin.

Me declaro una fanática de las flores, he heredado la misma aficción de mi mamá por el verde y los colores de las plantas, pero le aseguro que aunque usted sea de los que no tienen plantas en su casa por no echarle agua o prefiere las flores plásticas, el paseo de las flores será una experiencia placentera.
Apuesto a que más de una de las muchas variedades de orquideas que allí se exhiben y se venden lo hará detenerse y admirar su belleza. Moradas, blancas, frondosas bandas, rojas coral, amarillas, que le roban el aliento a cualquiera.


Plantas exóticas de colores vibrantes; pinitos y flores de pascua que nos alegran la vista con el rojo intenso y que se convierten en un regalo de navidad perfecto o para adornar su oficina en esta época del año; el famoso muérdago que en navidad cuelgan en las puertas y según dicen algunos si dos personas coinciden bajo sus hojas deben regalarse un beso.Sin contar con los frutales, que en estos tiempos de carestía, tener limones, naranjas o toronjas en la comodidad de su patio, no viene nada mal.



Pero fue el “mango que no se come” la curiosa planta que llamó mi atención. Una interesante trepadora, con un follaje tupido y hermoso, con flores blancas que despiden un olor riquisimo y que da frutos idénticos al mango, sólo que estos mangos no se comen. Ante mi asombro el vendedor me explicaba que aunque no se consideran tóxicos, es una especie que no se acostumbra a comer. Hay que conformarse con mirarla y disfrutarla!

sábado, 12 de noviembre de 2011

UN RATO A SOLAS NO HACE DAÑO

A veces buscada pero casi siempre temida y despreciada, la realidad es que la soledad convive con nosotros. Al ocaso de una relación, la muerte de un compañero, la independencia de los hijos cuando salen del nido o la separación de grandes amigos, irremediablemente le sigue una dosis de soledad. Aunque repelida por nosotros mismos, es igualmente necesaria y justa para recargar fuerzas y seguir echando el pleito con la vida.
Se sabe de personas que pierden su compañero y mueren de soledad; pajaritos que no saben vivir solos; personas a las cuales la soledad las deprime y hay los muchos, que evitan a toda costa esos momentos a solas al precio de incontables errores.
Y hablo de sentirse solo, que no es lo mismo que estar solo. No importa cuántas personas le rodean, si el sentimiento está ahí no se hace caso a música ni fiesta y la compañía de otros pierde valor. Usted puede estar casado y aún sentirse solo. Puede tener un millón de amigos y en algún momento sentirse desolado. La calle puede parecer un escape y también puede terminar haciéndolo sentir más miserable y por ende más solo.
No obstante, a veces es tan necesaria esa soledad como tan necesario es el llanto para calmar el dolor. Para dejar fluir la inspiración nada funciona mejor que un momento a solas; para pensar, una buena caminata en solitario es el mejor remedio; para tomar importantes decisiones, la almohada resulta la mejor compañera; para poner punto final a un gran amor que nos marcó la vida, de buena o no tan buena manera, el tiempo a solas nos ayuda a curar las heridas; después de una gran fiesta en casa o una visita extendida se aprecia un buen rato la soledad y el tiempo en casa a solas le sabe a gloria.
En algún momento todos nos hemos refugiado en esa sana soledad asociada al silencio y a ese encuentro con nuestras almas que nos permite conocernos y aclarar el sendero para seguir caminando.
Cura del alma, aclara los pensamientos y nos hace valorar la dulce compañía de los seres queridos, todos puntos a favor de la soledad. No le niegue el chance a ese rato a solas cuando le toque la puerta, pero no olvide nunca que somos seres sociales, que nacimos para estar en compañía; que la comunicación es una regla de vida de uno más uno; que la hermosa solidaridad sólo se practica si hay más de uno y que se necesitan dos para bailar el tango.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

UNA VIDA DE PERROS

Pocos seres vivos llevan un título tan bien ganado como los perros con aquello de “el mejor amigo del hombre”. Fieles, tiernos, amorosos, incondicionales, dulces, divertidos, sinceros y capaces de profesar un amor tan puro que nos puede marcar y recordarlos para toda la vida.


Mi vida ha estado llena de perros, ellos han sido un personaje constante en cada momento de ella. Gracias a Fausto Rosario, hace más de veinte años, Chiqui llegó a nuestra casa para iniciar una tradición perruna y enseñarnos a respetar y sobre todo a amar a esos animales, que en cierto momento sobrepasaron el número de integrantes humanos en la familia, porque llegamos a tener doce chihuahuas. Todo empezó con Chiqui, luego recibimos a Toti, que se guardaron compañía por mucho tiempo, hasta que comenzaron a reproducirse y ahí empezó una historia de amor que aún no tiene planes de terminar.
Cuatro perritos chihuahuas fueron la hermosisima herencia que nos regaló Chiqui, justamente igual que nosotros, tres hembras y un varón, como la forma más noble de honrar y agradecer el cuidado y esmero de la familia.

Pichu, una perrita blanca con unos ojazos negros que enamoraban y ablandaban el corazón del mas reacio; Chiluca, coqueta, flaca e inquieta como el que está al borde de un ataque de nervios, llamada así por un personaje en un capitulo de Los Picapiedra; Moye, de un negro intenso, la más dependiente y sumisa de todos que inspiraba arrullarla y cuidar de ella; y el gallardo Don Antonio, el más grande de todos, llamado así por el ex presidente Don Antonio Guzmán, con aquel porte elegante y de color gris con una mancha blanca en el pecho, parecía que vestía un traje, como haciendo honor a su nombre de Jefe de Estado.

Muchos perros más han pasado y cada uno ha dejado su historia en la familia. Gorda, era una fiel compañera de mi papá, que lo acompañó a sus pies incondicionalmente mientras escribía sus libros. Agustín, una hembra que nunca tuvo hijos y que desde cachorrita siempre lució como macho. Poporola, la devoción de mi mamá, que literalmente le brindó amor hasta el día en que murió a los pies de la cama de mami. Cuncuna, una luchadora que estuvo con nosotros por 19 años, y que a pesar de todos sus achaques siempre sacó fuerzas para mover su colita.Y a la fecha, Polola, Rocky y Muñoky que se encargan de repartir su dosis de amor a la familia.

Veterinarios, vacunas, costosas cirugías, baños colectivos, paseos por turnos, comida preparada con esmero, desparasitantes, y una fortuna en desinfectantes para mantener la casa en orden. Pero la parte tediosa de la responsabilidad deja como recompensa, largas jornadas de diversión, ternura, celosos guardianes y sobre todo, la más cálida bienvenida.

Aunque los perros requieren un serio compromiso para cuidar de ellos de manera responsable, con su entrega incondicional también nos regalan lecciones de vida de un valor incalculable. En tiempos en que el maltrato animal recorre el mundo de manera despiadada contra seres indefensos que solo están preparados para dar afecto, es el chance perfecto para darle la oportunidad a esos amores perros. Le aseguro que no se va a arrepentir y que el esfuerzo valdrá la pena cada vez que llegue a su casa y sea recibido con una fiesta de besos, ladridos y ternura al compás de una cola que sólo habla del amor.