domingo, 18 de noviembre de 2012

MEDIDAS POSITIVAS NO IMPOSITIVAS



La historia nos habla con hechos de la fortaleza de los  dominicanos, de la entereza para enfrentar las crisis y la solidaridad de su gente en tiempos de desastres. La capacidad del pueblo y los múltiples recursos a los que acude para sobrevivir, sobreponerse a momentos difíciles y por mucho, ha demostrado que no se deja abatir por la melancolía. Recursos que van desde el desahogo común entre amigos en cualquier tertulia, las protestas, las jornadas pacíficas, las redes sociales y hasta el humor.
Sin embargo, en las últimas semanas se nota en gran parte de la población un ánimo de preocupación y hasta cierto punto depresivo ante la amenaza que representa la carga impositiva que trae consigo la recién aprobada Reforma Fiscal y que busca cubrir un déficit, de más de 187 millones de pesos, heredado del gobierno anterior y que hasta el momento nadie ha sabido explicar en qué fueron gastados.
El ambiente emponzoñado y la situación de angustia que ha traído consigo dicha Reforma y que amenaza claramente con empeorar las condiciones de vida de la gente nos ha llevado a hablar, escribir, pensar, insistir y respirar pura Reforma. Las redes sociales, la esquina del barrio, el salón de belleza, las conversaciones, las protestas sólo hablan de lo mismo, como vivo reflejo de la preocupación y la incertidumbre que arropa a todo un pueblo agotado de lo mismo y claramente decepcionado.
Un ánimo que no se resuelve con bajarle tres pesos a los combustibles, tampoco con permitirnos traer ropa de paca y muchísimo menos con rebajar las penas a implicados en casos de narcotráfico. No es suficiente con cancelar al agente que mató al joven estudiante William Florián Ramírez, en medio de protestas que legalmente se escenificaban en la universidad estatal mientras los mismos Honorables que aprobaron la Reforma Fiscal siguen cobrando un sueldo de lujo y gozando de atractivos beneficios.
Ángela Moquete Méndez, una profesora con más de 30 años en el ejercicio, que fue herida durante una protesta en reclamo del servicio de agua en Barahona, luchó por su vida hasta que la muerte le ganó la batalla mientras la distinguida Ministra de Educación se aumentaba el sueldo de 185 a 300 mil pesos mensuales justo cuando al pueblo se le exige austeridad.
El gobierno no puede apostar a que el espíritu festivo de la Navidad se encargue de bajar las aguas si la gente no ve voluntad de cambios verdaderos. Urgen medidas positivas y valientes a favor de nosotros. Medidas ejemplares que hablen de las buenas intenciones de este gobierno y que nos recuerden que los dominicanos sí tenemos dolientes. Hace falta dar el ejemplo y es bien sabido por todos que el ejemplo empieza por la casa.
Por la salud mental y espiritual de todos los dominicanos, el Presidente Danilo Medina está en la obligación de tomar serias medidas que le permitan al pueblo salir de éste estado de ánimo que nos ha inyectado el paquetazo.
Este es el momento de retribuir a sus votantes la confianza depositada en las urnas el pasado 20 de mayo y conceder razón a quienes apostaban a su promesa de “hacer lo que nunca se ha hecho”. De lo contrario, las fuerzas del orden tendrán mucho trabajo y los psiquiatras también.

domingo, 11 de noviembre de 2012

PAQUETAZO SI O SI

No valieron protestas pacíficas, movimientos en las redes sociales ni toda la ropa negra del mundo para que el nuevo gobierno de Danilo Medina, antes de los primeros cien dias, aprobara el infame paquetazo fiscal y los dominicanos termináramos de perder la última reserva de esperanza en los políticos.

Por el contrario y como para recordarnos que la oposición y el rechazo de un pueblo completo no es válido, la Reforma Fiscal fue aprobada en dos lecturas consecutivas en el Senado justo cuando empezaba el último fin de semana largo del año y quizás para muchos, las últimas vacaciones que podrán costear por un buen tiempo, una vez se nos aplique la carga impositiva que nos han impuesto para cubrir la falta y el manejo torpe de las pasadas autoridades.

El postre de ese viernes fue enterarnos de que, a pesar de los pataleos, el ITBIS será aumentado a un 18 por ciento pero para consolarnos, la pieza no gravará la venta de ropas y zapatos usados. Vaya muestra de la benevolencia de los Honorables.
Un paquetazo fiscal injustamente llamado por muchos Reforma, cuando de reformar anda muy lejos. Mas bien cerca de la desesperanza y la intranquilidad de un pueblo que no conoce su rumbo y que entregó las riendas de la nación a quien ellos, los votantes, entendían podría velar por los intereses del pueblo que lo sentó en La Silla y le terció La Ñoña por los próximos cuatro años y quien sabe. 
Una sociedad ávida de justicia y hastiada de impunidad, cual cenicienta del cuento y cada vez más abusada, ha terminado pagando los platos rotos de quienes deberían por lo menos responder y rendirnos explicaciones de dónde terminaron los 187 millones de pesos que nos dañaron el cuadre. Lo indignante es que no sabremos nunca donde está el dinero, nuestro dinero, ni en un tribunal se le pasará causa a los causantes del déficit.
Mientras nos perdemos soñando, no morimos en el intento por seguir alzando la voz de manera pacífica y añorando las agallas de aquellos héroes que solían darse aquí, demos la bienvenida a noviembre y con el mes, la llegada de la época navideña. Que la Reforma Fiscal y el paquetazo de impuestos no dañen la fiesta.
Al pueblo que se enfoque, por ahora, en sus fiestas y al Señor Presidente, que se anime a cortar por el lado más grueso.

HASTA QUIEN NO BUSCA ENCUENTRA

Dónde estás?, qué haces?, con quién andas?, en quién piensas?. La insaciable sed del ser humano por saberlo todo y el constante afán por saber más de la cuenta. Un sentir desmedido de controlar y de querer amar con sentido de pertenencia que se apodera de nosotros y nos nubla la razón.
Aquel instinto que nos mueve a preguntar, a indagar motivos ocultos y a explorar respuestas que le quedan cortas al indagador. Sin discriminar sexo, color ni religión, el gusanito de la curiosidad vive allí. Ese deseo hasta inconsciente de averiguar el trasfondo, cuando a veces ni existe, dejó de ser hace mucho un asunto exclusivo de las mujeres y se ve reflejado hasta con más agudeza en los hombres.
Los tiempos exigen más de la gente en todos los sentidos. Hoy una licenciatura dejó de ser suficiente en una hoja de vida; los profesionales apuestan por una maestría, una especialidad o un doctorado y constantemente se superan a sí mismos. Las escuelas no son las de antes, los bebés nacen sabiendo y los niños desarrollan una inteligencia extraordinaria desde tempranísima edad. Un telefóno ya es obsoleto si sólo sirve para hacer llamadas y si no tiene Twitter y Facebook, su vida quizás no parezca tan interesante ante los ojos del mundo.
La era del conocimiento avanza y con ella avanzamos nosotros por las facilidades que nos ofrece la tecnología entre  cámaras digitales, BlackBerry, Iphone, Androids, tablets, redes sociales, mensajería de texto y un millón de dispositivos más que hacen que la vida, el trabajo y las labores sean menos complicadas. Pero también en ese mismo sentido, la privacidad se ha vuelto un lujo.
Sin darnos cuenta, dejamos mucho de nosotros en las redes sociales y lo hablamos todo dejando un rastro imborrable en alguna fibra escondida de aquella enmarañada tecnología y en el cual es mejor ni pensar, porque a fin de cuentas la KGB dejó de existir y el ánimo no está para convertirnos en Sherlock Holmes.
El instinto voraz por saberlo todo se alimenta de ahí y también avanza con los tiempos. Las infidelidades quedan facilmente al descubierto ante el mínimo descuido del infiel y hablar mentiras se ha convertido en un verdadero reto cuando nuestros pasos quedan registrados en el historial de llamadas y hace quedar mal al más astuto.
Saberlo todo ya se ha vuelto muy sencillo y hasta para los que no buscan, no quieren saber, no preguntan, no revisan, no investigan, la información les llega sin perseguirla. Los tiempos de ahora hacen honor a la frase que reza que todo cae por su propio peso y a quienes creemos firmemente en que la verdad es como el corcho que siempre sale a flote.
La próxima vez que le tiente hacerse un video comprometedor o tomarse fotos para consumo interno, piense en la posibilidad de cualquier dejadez y el precio en la confianza de quien no merece el engaño. Porque aquello de que sólo quien busca encuentra ya murió con el pasado.