lunes, 24 de octubre de 2011

LES TOCA A USTEDES, CABALLEROS

Las cifras de asesinatos de mujeres en manos de sus parejas son alarmantes y punto. Leer cualquier periódico y encontrar la crónica que cuenta de mujeres muertas a raíz de la violencia de género y muchas veces los maridos agresores que terminan quitándose la vida, se ha convertido en pan nuestro de todos los días.
La problemática no es nueva, no es un mal que trajo algún gobierno o que importamos desde algún país extranjero. Lo que sí es preocupante es el aumento de las cifras mortales, la indiferencia de una gran parte de la sociedad por pura ignorancia, la falta de políticas de acción que comiencen por apartarnos de la cultura machista, que afecta a hombres y mujeres y las miles de víctimas silentes que no se atreven a denunciar a sus potenciales verdugos mientras sus vidas penden de un hilo.
Hurgando más profundo en las heridas y secuelas que deja a su paso este flagelo, quedan los niños que pierden a sus madres y a veces tambien a sus padres, sin contar con el dolor de las familias que jamás logran recuperarse de esas tragedias. Para sentir ese dolor ajeno no hace falta que nos toque de cerca. Para movilizarnos y exigirnos soluciones tampoco.
En los últimos días ahogada entre tantas malas noticias y hechos sangrientos cobardemente escudados en “motivos pasionales”, como un respiro al espíritu, me tocó ver a mujeres vestidas de novias desfilando a lo largo de la avenida Alma Mater en la UASD, bajo aquel sol caribeño que castiga la piel y que no perdona. También una movilización muy peculiar en Santiago emprendida por jóvenes estudiantes que se dedicaron a brindar 25 mil abrazos en las concurridas avenidas de esa ciudad a modo de protesta ante los altos índices de violencia. Este derroche de creatividad nos habla de la necesidad urgente de poner un alto a los actos violentos.
Sin embargo, como mujer y como ciudadana mis aspiraciones van más allá y confieso que me gustaría ver mas hombres involucrados y activamente comprometidos en buscar solución a un problema que nos afecta a todos, sin distinción de raza, clase social y precisamente sin distinción de género, porque el hombre que no tiene hermanas, tiene hijas o tiene esposa, novia, amigas y lógicamente tiene una madre.
Mis aspiraciones no se limitan a exigirle a un gobierno que diseñe un plan de trabajo; no solo espero que los ministerios correspondientes pongan su empeño en la vida de las mujeres; no solo aspiro a mayor receptividad y seriedad para escuchar las denuncias de las mujeres maltratadas y que dejen de ser vistos y tratados como pleitos de marido y mujer.
Quisiera ver a los hombres marchando, involucrados activamente, movilizándose seriamente en contra de la violencia de género y asumiendo un compromiso moral y social de iNO MAS MALTRATOS Y NO MAS MUERTES!. O de lo contrario, invitarlos gentilmente a montarse en tacones y hacer las veces de madre, hija, esposa, empleada, ama de casa, cocinera, chofer de los hijos, hermana, amiga, estudiante y que aún quede ánimo para leer un cuento a sus hijos o preguntarle al compañero que tal estuvo su día. Todo en un solo cuerpo y casi siempre en una misma jornada de 24 horas y 7 días a la semana.
La lucha por la vida es un compromiso de todos y nadie tiene el derecho de pasar factura con el último aliento de vida de otro ser humano. La invitación está hecha, el compromiso de los hombres queda pendiente. Anímense compañeros!

lunes, 17 de octubre de 2011

QUE SE TOME SU TIEMPO!!!

PARE EN ROJO
Entre la prisa matutina, los extensos tapones, el malhumor de muchos conductores, gente literalmente peleando en los programas de radio y la misma historia de nunca acabar de los problemas que nos aquejan...toparse con el colorido de las flores y el noble verde de sus hojas que contrastan con el tosco concreto y el gris de la "civilización" puede convertirse en un dulce jarabe para el alma. Si tiene el chance de encontrarlas...disfrutelas!! Por mí que el semáforo y el tapón se tomen el tiempo que quieran!

DEL DIA QUE VOLVIMOS A LA VIDA

De repente volvimos a la normalidad. Gente caminando erguida en las calles, con la vista en alto; llegó el fin de las distracciones en los tapones; se terminaron los peligrosos frenazos de golpe; volvimos a hablar mirando a los ojos; los pulgares recibieron un merecido descanso; las parejas se vieron obligadas a conversar y nueva vez recibimos llamadas en lugar de un vibrante e insistente PING rojo en el cuadro de texto de mensajería del BBM.
Nada de darle el crédito a las multas de AMET y menos a los videos en la red que a modo de crear conciencia, muestran fatales accidentes causados por textear manejando. Una falla en la plataforma de RIM, la compañía que da soporte a los teléfonos Blackberry, fue la causante de que millones de usuarios cayeran en cuenta de la vulnerabilidad de la tecnología y sobre todo de estos aparatos que muchas veces creemos que son implacables.
Ese día finalmente supimos que RIM son las siglas para Research In Motion, a pesar de haber visto sus iniciales un millón de veces anteriores. Nos volvimos expertos en tecnología y las opiniones no se hicieron esperar, unas comprensivas, otras desesperadas y las muchas de los usuarios de Iphone, que en ese momento se sintieron dichosos de su elección.
Más de 24 horas con un timeline estático en Twitter, sin notificaciones de Facebook, sin lograr recibir un sólo correo electrónico sin importar la urgencia del mismo y con el BBM negado a recibir o enviar mensajes. La vida social, el entretenimiento y el empleo de muchos dominicanos fue casi nulo ese día. La insistencia a cada instante cuando incrédulos enviamos mensajes a ver si por fín el BB había regresado del más allá, del mismo sitio gris a donde pertenecen los aburridos teléfonos que solo sirven para llamar y quizás para despertarnos cada mañana. Paradójicamente, por primera vez anhelábamos un BC o mensaje masivo.
Todo esfuerzo fue en vano. Para aquellos optimistas que no perdían la fé, la vida siguió su curso de manera convencional, desde la computadora. Otros invadidos por la impotencia colgaron la toalla y tuvieron que esperar que RIM resolviera aquella fatídica avería. Y a modo de lentejas, sin más ni menos esas eran las únicas opciones que la tecnología nos dejaba.
Que sirva la experiencia de aquel día para recordarnos que los telefonos, las redes sociales y el internet son puras herramientas y deben ser usadas como tal. Que no se conviertan en nuestros propios enemigos y menos que arrastren consigo rencillas y hasta crímenes que acaban con la vida de seres humanos de la manera más estúpida.
Mientras tanto, justo cuando muchos lamentábamos aquella baja en el sistema, la otra parte de la población celebraba tenernos de vuelta con ellos. Los hijos, esposos, los padres y los amigos que ávidos de nosotros siempre nos esperan para seguir viviendo.
“END CHAT/ FINALIZAR CONVERSACION”

lunes, 10 de octubre de 2011

MISION FOTOS VIEJAS

Limpiar un closet, vaciar una gaveta, organizar papeles o documentos en la computadora se convierte en casi un reto cuando nos detenemos a mirar fotografías. Justo ahí el tiempo se detiene, se posterga la labor de limpieza y no queda de otra que entregarnos a vivir y revivir. El encanto de las fotos viejas nos obliga a bajar la marcha y saborear aquellos recuerdos como si viviéramos el momento. No hace falta cerrar los ojos, por el contrario, mientras más abiertos y atentos a los detalles con más claridad los revivimos.
Hasta el más lleno de voluntad sucumbe ante sus encantos, porque la fotografía guarda ese magnetismo capaz de envolvernos y embriagarnos de nostalgia. Las fotos son como el buen vino, mejoran con los años y van ganando un valor incalculable que sobrepasa lo histórico y se llena de sentimientos.
Desde grandes amores, el nacimiento de un hijo, la celebración de un cumpleaños, el primer día de escuela, aquella fiesta inolvidable, los grandes amigos, los amores prohibidos, la unión familiar, la belleza de una flor, el rostro de un personaje o la tristeza de un día gris, todo esto es capaz de ser captado por el lente de una cámara que oportunamente atrapa el mágico momento y años después nos permite pasear placenteramente en la historia.
La tecnología actual con los telefonos celulares y las cámaras digitales nos han facilitado el asunto. Tomar una foto y compartirla ya no requiere de aquella trabajosa tarea que antes exigía. Llegué a vivir los tiempos de las cámaras fotográficas con rollos y recuerdo a modo de chiste, el laborioso proceso de tomar fotos y revelarlas y me parece casi insólita la espera para apreciar la imagen y darnos cuenta que uno del grupo cerró los ojos o en un caso peor, la imagen salió muy oscura o casi negra. Más tarde recibimos con asombro la generosidad de las cámaras polaroid que nos permitían tomar fotos y disfrutarlas en cuestión de un instánte.
Por eso valoro tanto las fotos de mi infancia y la de mis hermanos. Me toca reconocer llena de agradecimiento el esfuerzo de mi mamá que en medio de crisis se tomara la molestia de eternizar los momentos y darnos el lujo de tantos años después vivir de nuevo y permitir a nuestros hijos vivir a través de las fotos viejas.
Cada año dentro de mis resoluciones me propongo guardar momentos cotidianos y alimentar el hábito de fotografiarlos. Hace mucho decidí no borrar fotos sin importar que tan justas sean las imágenes con el físico, porque muchos años después se convertirán en fotos viejas y nos devolverán el mágico favor con creces cuando el recuerdo nos robe un suspiro.
Todos, sin excepción, guardamos recuerdos y atesoramos fotografías que nos ponen a volar entre nubes, que alimentan el alma y nos devuelven a la realidad con una sonrisa en los labios y en el corazón. Que nadie le borre sus fotos, que nadie le robe la oportunidad de vivir y revivir sus recuerdos cuantas veces le dé la gana y sin pedir permiso. Esos momenticos hacen la vida más dulce.

lunes, 3 de octubre de 2011

EL NECESARIO SAN MIGUEL

Coincidir un 29 de septiembre en el Pequeño Haití con la celebración del Día de San Miguel me hizo descubrir un submundo que vive latente entre los muchos devotos del Arcángel. Como un juego del destino ese jueves vestía una pieza de ropa roja y me tocó ir a comprar unas flores al citado barrio donde muchos compatriotas haitianos viven y se ganan el peso en los comercios informales de la zona, sin querer logré confundirme con una de las mujeres que le compran flores al santo.

Para llegar allí nos tocó evadir el tapón de los alrededores de la Iglesia San Miguel, que ese día se viste de fiesta y recibe a miles de feligreses para celebrar al santo. Entre música de palos, bizcocho, tabaco y ron le rinden tributo al Coronel de la Milicia Celestial. Aquello es impresionante, hombres, mujeres y niños con ropas vistosas, paños de colores brillantes en la cabeza, hombres personificando a San Miguel, una doña que reparte bizcocho, devotos que se “montan”, ofrendas florales, fieles acariciando la imágen del santo, todos bailando a ritmo de los palos y por supuesto fumando tabaco.
Transitar los alrededores se vuelve imposible. La fiesta se extiende a todas las calles cercanas y por ello, comprar flores cerca del Mercado Modelo me permitió conocer más de la celebración que lo que pude haber conocido en todos mis años viviendo en una zona aledaña.
Nos atendía un jovencito domínico haitiano, nacido en el Batey 3, cerca de Tamayo en Barahona, al sur del país. Mientras nos preparaba las flores, se las ingeniaba para atender a sus demás clientes que iban al lugar buscando hojas de ruda, para darse baños y alejar “lo malo” y a un hombre joven notablemente ebrio que le solicitó una chata de clerén por 40 pesos, bajo el inclemente sol que no perdona cuando apenas marcaban las 3 de la tarde.
Mientras el muchacho, que no pasaba de 22 años de edad, nos contaba que no había nacido para estudiar sino para trabajar, una peinadora nos interrumpe con las estridentes bocinas que a ritmo de palos anuncian una fiesta en honor a San Miguel en una discoteca de la zona oriental. Un hombre que compra en el puesto del lado grita a todo pulmón que “Bonyé es el mejor de todos los hombres” mientras la marchanta con pañuelo rojo en la cabeza y tabaco en la boca le responde con un “y San Miguel tambien”.
A pesar de haber nacido y vivido en San Antón, a escasas cuadras del barrio San Miguel, no conocía de la importancia y la magnitud de la celebración  hasta este año que me tocó vivirla un poco más de cerca. Aunque no soy seguidora de San Miguel, me toca quitarme el sombrero ante aquellos que sí creen en él fervientemente y que cada año se entregan al santo en fiesta y ofrendas de devoción.
Llegó la hora de pagar y dejar en su puesto aquel mundo donde evocar a un santo y celebrarlo se convierte en un respiro de alivio entre tantas adversidades y donde sólo se respira necesidad. Entre la delincuencia que azota al país, la justa lucha de un pueblo por un 4 por ciento para educación y el mismo bolero de los políticos, la música de palos, los colores y el sabor a pueblo que cree ciegamente en la fé, San Miguel, una de las más conocidas potencias de la santería popular, es más que necesario para alivianar la carga de la gente justo cuando finaliza septiembre.