El sofocante calor de estos días me hizo pensar en un frio frio. Miré atrás y recordé tiempos de mi infancia en que esa era una acertada opción para combatir el calor y calmar la sed.
Ante este repentino deseo, comencé un proceso mental que me mantuvo entretenida en los pocos ratos de ocio en que uno mira al techo o pierde la vista en el horizonte. Cual niña indecisa ante un mostrador lleno con los más exquisitos helados italianos, no lograba ponerme de acuerdo sobre el sabor que elegiría. Añoraba uno de anís, de chinola, de tamarindo, de jagua o de limón con frambuesa, el favorito de mi hermana Ivelisse, fiel seguidora de los frio frio.
Aún sin decidirme de manera definitiva, repasé mentalmente los puntos estratégicos donde podría encontrar un friero y en ese momento caí en cuenta que no lo veía desde hacía un largo tiempo y peor, no recordaba la última vez que me había tomado un frio frio.
Cuando ya casi la escasez de frio frio me ganaba el pulso, una tarde transitando la San Martin lo alcancé a ver en una esquina y me detuve. Allí estaba, justo como lo recordaba, el carrito azul cuadrado con las místicas botellas a color que inevitablemente te hacen querer descifrar el sabor de cada uno. El hueco estratégico en el centro para guayar el grueso bloque de hielo y por supuesto, las abejas que literalmente bailan entre el syrop y los clientes.
Sin embargo no puedo mentir. Los titulares, las crónicas de los periódicos, el conteo letal de víctimas del cólera, las imágenes de La Ciénaga y La Barquita, la falta de camas en el hospital Luis Eduardo Aybar, los rostros respectivos del Doctor Caraballo, Director de ese centro de salud, del Presidente del Colegio Médico, Senén Caba y del Ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, desfilaron por mi mente y me faltó valor o quizá ese arrojo “irresponsable” que nos regala el desenfado de la juventud antes de los hijos y confieso que no pude cumplir mi deseo.
Por un momento ponderé seriamente jugármela pero qué va…me fui tranquila a casa, exprimí un par de limones criollos y me fui por lo seguro. Nada personal.