lunes, 20 de junio de 2011

LA MUSICA: COMPAÑERA DE VIDA

Puedo decir que la música me ha acompañado toda mi vida. Todos mis recuerdos llevan consigo una canción que los identifica, que marca esa época a ritmo de alguna canción o con la voz de algún cantante. Mi familia completa es música y cada uno de ellos es una canción.
Desde pequeña, los recuerdos que viven en mi memoria tienen notas musicales. Mi mamá, ha dejado en mí el legado de José Luis Perales  y Dyango; escuchar una canción de Perales es lo mismo que revivir un viaje desde Santo Domingo a Nagua, en el viejo “rojito”, un fiel Datsun 120i que estuvo con nosotros por mucho tiempo.
 
Ramona, mi hermana de crianza y en quien veo a una figura materna, se encargó de que hoy en día escuche a Leo Dan cantando “esa pared” y me remonte a los años de mi niñez en los que mi mayor dilema era elegir el sabor de un helado y el color del vestido de cualquier viernes.

Juan Miguel, mi hermano mayor, viene a mi cabeza cada vez que escucho un bolero de Fernando Villalona, de esos que él suele interpretar con tanta masculinidad haciendo gala de sus dotes de cantante encantador ante la oportunidad de cantar en cualquier karaoke.
 
Los Guaraguao, Mercedes Sosa, Serrat, Sabina, Raphael, Sonia Silvestre y Anthony Ríos es hablar de Yenny, la mayor de las hembras, que por la situación política de finales de los 70, acompañaba a mi mamá en sus jornadas de lucha y sus visitas a La Victoria mientras mi papá guardaba prisión, víctima de la persecución política de ese tiempo. Una herencia que hoy en día, Yenny  conserva y atesora con mucho cariño y orgullo.

Ivelisse me contagió el gusto por los Pet Shop Boys, Erasure, Duran Duran y los exponentes de la música de los 80’s que me hacen pensar en las fiestas en casa de nuestros vecinos Luisito e Iván, que con tanto celo observaba y a las que por razones de mi corta edad nunca estuve autorizada a asistir. Escucho “Suburbia” o “Domino Dancing” e irrevocablemente viene a mi cabeza la imagen de Ive montando skateboard y la moda de los patines que arrasó en esos años.
 
Ni hablar de Nat King Cole o del merengue…por mi papá, el merengue ha sido el personaje principal en la vida de mi familia. Tatico Henríquez sigue siendo el compañero de viajes y fiestas familiares de todos los tiempos. El sello de la familia, sin lugar a dudas es el merengue típico. Invitado puntual en todos los eventos que han marcado nuestras vidas.

Esta liga de ritmos, que van desde canciones de protesta hasta pop rock contemporáneo, me permiten el lujo de pasar sin dificultad desde “Lucía” de Joan Manuel Serrat a “Joaquín García” de Tatico Henríquez y de repente el ánimo toma forma de “Take on me” de Aha  o Sergio Vargas o Milanés una vez más.
 
Hoy, esta mezcla inusual me hace reconocer el poder de la música en mi vida y agradezco a cada uno de mis protagonistas la herencia musical y el gusto peculiar que poseo en cuanto a música se refiere, porque a cada uno de ellos se debe.

La música es capaz de colorear el ánimo más gris y de igual forma nos acompaña cuando la melancolía ataca al corazón, con razón o sin razón alguna. La música es noble y de igual forma tan poderosa como hermosa…y sin más explicación, ahí está su magia.

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